El llamado era
urgente: ¡Ven! Quiero que veas algo que puede ser la clave para entender tantas
cosas que te inquietan. Aunque ha estado siempre a la vista, resulta que se
esconde con cualquier soplo de viento, se desvanece con las sombras de un
atardecer o se difumina entre el paisaje de cualquier sitio.
Ya sé que
nuevamente te confunde tanta explicación, pero en este momento cada detalle es
importante, porque lo he visto en mi camino que no es tu ruta, se ha presentado
en mi experiencia que no es tuya, hasta en mi visión ideal que posiblemente te
es ajena. Sin embargo, es tan claro desde cualquier ángulo que podrías
enfocarte y descubrir lo que para ti significa.
Se internaron de
repente en una senda desdibujada por infinidad de pisadas, cubierta de polvo en
muchos tramos que sin previo aviso daban paso a veredas verdes llenas de
maleza, pasto raso, y enredaderas colgadas de ramas salidas de techos
invisibles, que cubrían como un túnel que se perdía entre la semiobscuridad.
Caminaron mucho, sin descanso ante la curiosidad contagiada con el entusiasmo
de quien ha descubierto algo extraordinario. La penumbra era
suficiente para continuar con paso firme; en el fondo apareció un muro de
piedra que al parecer cerraba una salida.
No te detengas,
alentó el compañero, te aseguro que es un muro falso, es imponente pero justo
ahí se encuentra la inscripción que quiero mostrar. Con cierta renuencia y cada
vez más lento el paso, se acercaron al pie de una alta muralla que permitía continuar hacia los lados. Es decir que era el centro para emprender el regreso, la
retirada, y volver sobre lo andado. No entiendo. Que es lo que te emociona en
este punto. Me has traído a una especie de trébol y no de cuatro hojas que
pudiera ser de la suerte, sino a uno que por lo visto propone el regreso al
mismo túnel obscuro que ya ni recuerdo de donde salió.
Ya te había
advertido que la inscripción es fugaz, que se necesita poner atención,
inclusive desear verla. Es tan clara que una vez vista se quedara labrada en tu
mente. Pero tienes razón, ahora mismo no la encuentro para ti, pero está
grabada en mi memoria te lo puedo asegurar.
Desde que
salieron en su búsqueda la noción del tiempo trascurrido también se había
tornado confusa, entre la penumbra y la supuesta salida había claroscuros que
impedían ubicar si era ya tarde o amanecía, habían caminado horas o días, la
sensación de incertidumbre se apoderó del ambiente. Hasta cuando habrá que
esperar, es ridículo habernos metido en este laberinto que igual no lo es tanto
puesto que podemos salir de inmediato. El muro es aparente las salidas están
disponibles, ¿Cuál es el caso?
El compañero se alejó para observar una vez más el alto muro. Del otro lado se oía un tanto triste una canción; comenzó como una especie de monólogo que llenó el espacio: Si miraras con mis ojos, podrías soñar. Te saldrían alas para volar hacia horizontes luminosos; hacia tierras extrañas pero magníficas. Te darías cuenta de que quedarse sin “alumnos” es maravilloso si en algún lado te sorprende su acción inteligente; su compromiso adquirido más allá de tus temores que alguna vez compartiste con una intención noble pero inútil si no se atrevieran a comprobar por su experiencia tus palabras, tus vivencias y emociones, inclusive para desecharlas y formar su propia historia con independencia. Si miraras con mis ojos, te conmovería el suspiro de alguien que se siente desolado, ante la ingratitud de los hijos más queridos. Sus sollozos reflejados en un lago formado de lágrimas vertidas sin consuelo se escucharían hasta arrancarte un abrazo que acallara su lamento. Si miraras con mis ojos, la crueldad ciega ante los semejantes quedaría proscrita; la tierra sagrada florecería, sin campos de guerra devastados por la miopía de pretender dominar y hacer sacrificios salvajes para obligar a la sumisión por la violencia; el dolor es inaceptable como parte de un legado. la canción se transformó en arrullo, y resonaba tan profunda que unos guijarros empezaron a resbalar por la pared de piedra.
El que permanecía callado levanto la vista y observó que algunas grietas empezaron a formarse; se filtraron entre briznas de polvo, rayos de luz que se proyectaban en las diversas superficies. Con un ademan inquieto sus manos escarbaron para descubrir unos trazos; un enorme “SI” apareció ante su mirada.; imaginó un cincel pequeñito, que se elevó hasta su frente y con delicadeza esculpió la palabra en el interior de sus pensamientos. Se quedó estupefacto y con la mano recorrió suavemente su cabeza; lo grabado era imperceptible por fuera, pero sabía que estaba dentro. Como un impulso cerró los ojos para contemplar lleno de asombro otra palabra que se unía a la primera escrita con la emoción de quien construye una oración valiosa; si miraras... lentamente pronunció el complemento… con mis ojos… ahora sus manos se unieron y a la altura de su corazón quedaron quietas señalando un centro poderoso que latía con el ritmo de la vida, que impulsaba un torrente de energía para irrigar una conciencia en armonía, belleza y equilibrio.
La oración que había creado se extendió como los brazos de un río completando expresiones conocidas, pero con una nueva entonación: Si miraras con mis ojos, te reconocerías, con la tranquilidad de tus pisadas al ritmo silencioso de un poder supremo que te hace compañía. Si miraras con mis ojos, detendría tu impaciencia para entender los sollozos y los campos de batalla. Si miraras con mis ojos… tu atención se fijaría en observar las grietas y guijarros que se forman desde lo alto y te permiten encontrar en el suelo algo importante y luminoso. En un momento se dio cuenta de que un eco crecía cada vez que pronunciaba en silencio ahora la oración que había hecho suya. Si miraras con mis ojos me tomarías de la mano para traspasar el muro que con grietas permitió pasar un rayo y descubrir que existen otros espacios y cielos abiertos.Si miraras con mis ojos, comprenderías que hay encuentros que iluminan; que señalan panoramas amplios dispuestos para ser explorados con la prisa de la calma del que sabe que son tus ojos en mis ojos que se funden para ver mas claro.
Ensimismado con estos sentimientos percibió que a su lado permanecía de pie su amigo en espera de que abriera los ojos, se dio cuenta de que estaba arrodillado todavía quitando la tierra que ocultaba el
“SÍ” enorme que lo había motivado a buscar la inscripción velada a primera
vista. Aceptó de buena gana la mano que se extendía para ayudarle a ponerse de
pie. Contempló con alegría a su alrededor y preguntó si la espera había sido
larga. El amigo contestó con un gesto de complicidad: ¡Para nada! Me entretuve
viendo unas grietas que de pronto aparecieron y me asomé. ¿Sabes que hay otra
parte del camino que no hemos transitado?
Cuando estuvieron de frente, se dijeron casi al unísono: Aprecio que
quisieras acompañarme/invitarme. se rieron de la coincidencia, uno continuó: Otro día si te interesa, vendremos preparados para
agrandar esas grietas y abrir camino para nosotros y para otros aventureros
locos que escuchan voces que los llaman, para ver con otros ojos y descubrir
otras miradas.